domingo

Camino solo



En este momento en que todo flaquea y las cosas dan tantas vueltas, en este momento en que uno no sabe qué decidir en su vida, pero le toca hacerlo, hay que sentarse solo, ante las circunstancias y hablar con ellas.
Nadie va a decidir por ti, nadie va a solucionarte tus problemas y ni si quiera sabes si la gente podrá estar cuando la necesites, porque queramos o no, estamos irremediablemente solos, ferozmente desnudos ante el mundo y horriblemente ingenuos a la realidad que nos rodea.
-No somos nadie-, como decía el programa de radio de Celia Montalbán, -No somos nadie-, como el libro de Pablo Motos, -No somos nada-, como la canción de La Polla…
Es así. La vida, por necesidad, hay que vivirla y disfrutarla, hay que aprovecharla al máximo y no se debe perder el tiempo con ansias que llenan la boca y vacían los pulmones, ni con llantos regalados a fotos, ni con canciones de gritos desesperados…
Hay que vivirla con todo, y no quitarse de nada.
Porque está escrito en nuestra piel, y en nuestros ojos… Pasaremos, moriremos y nadie se acordará de nosotros, y si alguien se acuerda, no nos valdrá de nada, porque ya estaremos muertos…