miércoles

Propuestas del instinto

A la presión exahusta de tu mente, al subsconciente delirante, al fulgor precipitado de una conclusión incoherente.
Y es así, en el triunfo de un salvaje establecido, de una precisión platónica de lo que mece el olvido;  no desprestijiemos el alarde escondido, la profusión innata de lo desconocido,
la canción metafísica de la danza, puesto que la conclusión es un término de balanza y alarguemos la moraleja de las sustancias.
Despierta en tu conocimiento el valor de tus deseos, piensa que lo nuevo siempre puede ofrecerte eso; ahuyenta la solicitud de tristeza, y aumenta con presteza aquello que te mantiene en alerta.
Las horas, incondicionales enemigas siempre serán precisas, siempre te meterán prisa en la condición de tu cuerpo, sustancia impalpable que domina con un temple casi siniestro, todo lo que es de éste mundo que puedas verlo, tocarlo, sentirlo o tener noción de ello.
Establece tu alcance como infinito, hazte propuestas sinceras y comete algún delito, designa en tu mente un distrito en intenta afinarlo con juicio, deriva tu mente a la deriba cuando duermas, y sueña siempre que puedas; conmemora la presión que te engrandezca y avala siempre aquel que confirme tu existencia o tu mirada.
Sé tú, y a veces, no digas nada, deja que te descubran las personas a las que amas; reconfirmate en tu conocimiento y en tu aprendizaje y date la confianza que te mereces; observa a tu adversario como una vertiente de la que puedes sacar algo y aprender, siempre.
No te olvides de ti y de tu humanidad indulgente, trabaja con el presente para ser más consciente de tu entorno, ayuda a quien puedas y esfuérzate con asombro por ayudar a cumplir a la gente sus propias metas; siempre y claro, que ello no interrumpa de forma concreta, el alcance de la gente que te rodea.

Forma y gracia



Cómica dichosa pone en duda el tránsito a la prosa,
piensa recelosa llamar a su musa y encerrarla, 
arrancárle las alas
para que no escape, 

y sólo en el delirio de intentar atraparla, ella se rie de la situación a él le embarga
puesto que observando desde cerca, en vez de dar solicitud y rienda suelta a sus deseos, 
prefiere esperar como él se cansa, como decae su ego al ver que no sabe nada.

Pero al reírse tan contenciosa al desacato, a la ignoracia y al empate que lucha en su mente por ver quién es más hombre, ha olvidado guardar sus espaldas y el viento sigiloso a hecho caer las ansias sobre el tejado escombroso y cae la musa en el suelo encontrándose frente a frente; en una misma estocada los dos se hielan por dentro como cuando cae la nieve, y palidecen repentinos, y no saben qué decirse, cómo reccionar o qué delirio volverá a poner en calma dicha estación de servicio.

Entonces respira profundo, su ira ya no es tanta, se abraza a ella que ella llora por reírse a sus espaldas, y se funden de nuevo en uno, todo se transforma en agua, clarean los rios las lágrimas, y las alfombras mojadas tintan de nuevo los afluentes que riegan toda la casa...

Gritan al fondo los cerdos, las gallinas y las cabras, los pavos ungen sus colas para merecer a la muerte, el alimento y la gracia que antes eran escasos ahora sobran y desbordan las palanganas para denotar su abundancia, el ritmo remansa su curso, empieza a guardar la sangre porque sabe que no es infinito, y entre tantos gritos y abrazos, abundancia de la gracia sobre el fracaso, y tanto saber tan necio que busca meterse en boca para volverse alimento, sube la disonancia, el ruido se hace insoportable, cables pelados cortocircuitan sobre la sangre, y explotan de nuevo los logros de los complejos e insoportables modos.

Así se descalabran las sobras de la abuncia, asi se encadenan las masas, así pierden el sentido los hombres, así, y solo así, hoy no hay pan para los pobres.