lunes

Poesía de barrio marginal

Poesía de barrio marginal, cuchillas afiladas y al filo de la noche me corto la garganta; he visto en este mundo un niño reinsertado, una mujer vagabunda, un gato en el tejado, un sueño que no acaba tendido sobre una cama, una muleta descompensada, zapatos viejos, arañas, y al lado de casa un bar viejo donde pasan drogas blandas.
La ventana de la cocina está a una altura poco precipitada, y por allí saltan los niños que son castigados a sus camas; he visto que muchos vienen con intención de “joder la tana” los hay que no quieren aprender nada pero les pica la curiosidad y por ahí, cuando se rascan, entra el ansia. He intentado plantar cara a un niño de nueve años y este me ha dado largas por no partirme la cara, me han mandado callar, he perdido la calma y a punto de precipitarme y saltar por mi propia ventana, he respirado hondo y he hablado con propiedad:
-Mirad niños, hay un problema, yo solo vengo una tarde a la semana, y solo vengo dos horas, es lo que hay y hay lo que falta, yo me esfuerzo en mi mayoría por abarcar más de los que callan, pero se me hace imposible luchar contra vuestra voluntad.
Ahora mismo me levanto y me voy a la calle, quien quiera seguir conmigo que me siga levemente, no propongo problemas para los que pretendan quedarse, es más, les digo, que no estorben a conciencia y no muestren arrogancia si realmente no quieren hacerlo-
Así levanté de mi asiento y mientras recogía mis cosas se me acercaron unas mocosas, dos gitanazas preciosas:
-Queremos aprender pero estamos aburridas, nos gusta más cantar que estar “sentás” y “jodias”, asin que marchamos pa la casa que la Jana no ha venido a ver si quiere salir y nos vemos el partido-
-Está bien-, respondí, -El fútbol es matemática pura, y si os sabeis la tabla del seis, disfrutareis como ninguna; dos piernas por jugador, tres cambios por partido, una tarjeta roja y tú ya te has perdido; un balón en el campo…, millones de aficionados… el cálculo me sale absolutamente desequilibrado-
-Desorbitado- me dijo una.
-Exacto!- yo respondí, -Desorbitado el rebaño que admira jugar así, esa expectación que se crea por un PARTIDO DE MIERDA-
-Yo no me perdí!-
-Pues encuentra la inteligencia para seguir aquí, que el día de mañana, si no quieres fregar casas o esperar a tu marido que llegue de ver EL PARTIDO, debes saber sin duda alguna, al menos, la tabla del seis:
¿Seis por una?-
-Seis!-
-¿Y seis por dos?-
-…-
-Pues son doce, los mismos que vosotros, los que ¿a dónde habéis venido? ¿qué pretendéis de la vida? ¿Que alguien os la solucione mientras veis el partido?
Seis por tres, dieciocho…-
-Por el culo te la entocho!-
-No muchacho, dieciocho son los años que tendrás cuando pases del correccional a la cárcel si sigues haciendo lo que haces.
Seis por cuatro, veinticuatro; la edad de la muerte de tu hermano.
Seis por cinco, treinta; los que lleva tu abuelo en la trena.
Seis por seis, treinta y seis, a los que muchos no llegareis.
¿Os queréis aprender las tablas y cambiar vuestro destino? ¿O preferís iros ahora todos a ver el partido? Yo puedo seguir sólo la tabla, me la sé perfectamente, sólo hace falta mirar atrás, por las calles, en las esquinas… están todas las soluciones de estas tablas malditas.-
Dos marcharon a la calle, uno de ellos volvió a entrar estado ya el orgullo asentado y calmadas las ganas de fumar…
-Y ahora escribamos la historia que queramos contar!-
-Yo quiero una de una princesa!!-
-Yo una de un animal!!-

Al fin y al cabo, son niños; no se puede evitar…