jueves

Como Insectos Internacionales

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Cargo en pálpitos el recuerdo de unos ojos que se apagan, sueño en el libre del agua con una planta en forma de casa, trenzo totora en mi cabeza, hago largas trenzas de una isla a otra surcando los principios hasta –ahora-. Practico esa jerga idiota, trabo la lengua con mi propia lengua y me insulto en mi propio idioma; el suyo acaricia mi garganta, hablar por hablar me produce nauseas y sin embargo mi naturaleza –flota-, flaco el nombre, ideal la palabra que descarta adversidades, desligada con las palmas.

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Manos morenas, líneas paralelas por tu mano izquierda, piernas morenas, pasos firmes por las laderas, piernas morenas, pacen las llamas bajo las estrellas, manos morenas tocan tus piernas. Tuesta el sol al alba, van los pies descalzos, salen las durezas en el alma, yagas sin zapatos, zapatos sin casa, bolsillos infinitos de donde salen las lágrimas; hoy estando en la cama soñé con un niño que no tenía de nada, que lavaba la ropa los fines de semana, que jugaba a cantar en la plaza con una gente extraña que ha irrumpido esta mañana en su pueblo, que ha cambiado su visión de lo perfecto; que no existe lo perfecto.




Siento el correr de las aguas, siento el agua correr por mis arterias más altas, la siento en la cabeza y en la espalda, siento el flujo del mundo correr por mis venas, tanto lo siento que me mezclo con el agua; corro río abajo hasta donde lavan las sábanas, yo mismo froto con las manos y con la cara, hago remolinos y vuelvo hacia arriba en el río, tiro a la gente de sus balsas y otra vez me mezclo conmigo porque esta vez he caído al agua.
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Cruzo mi mirada con la bestia del ruedo, paro en seco para no hacerle daño, -no me obligues, no quiero- pero se empeña la bestia en plantarme los cuernos. Capitán Veneno me llaman, soy el rufián de la damas, (el resto de la vacas), soy el señor de este lugar, Arequipa, nada más, y no necesito más. Pero de repente el ruedo se empieza a hacer circular, -Oh dios mío!- pienso, pero no puedo gritar, me estoy volviendo loco, soy un animal predestinado a ser sacrificado para un “Dios” inmoral, el Europeo clase-media-alta, dueño del capital, decide si soy digno de vida, o si debo expirar; el señor Dinero sucumbe, cambia –valores- por –dólares- y en el Machu-Pichu irrumpe “nostra illustris sociĕtas”.

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Mientras duermes





A veces olvidamos las conclusiones que un día hemos encontrado


...y yo encontré esto por ahí:











Te miro mientras duermes, me provocas tantas cosas, que deseo irme y no verte y no tener cerca tu boca, para que no me tientes…
Pero luego despierto, y tan cerca está tu cara, que me parece imposible evitar el besarla, y cuando el alba se levanta, con ella mis fantasmas inundan toda la casa. Arden mis manos al tocarte, arde mi cuerpo con tus suspiros, tú duermes, yo olvido, y olvido de mí en tu mente, y tu cuerpo no está presente, y tú dormido, y yo respiro fuerte, no sientes el fuego que a mí me prende, yo siento un fuego que tú no sientes.
Yo te abrazo, estás inerte, te creo muerto víctima del sueño, y yo vigía camino despierto entre las dunas de este desierto; hace frío ahora, se escapan de mis párpados las horas, el tiempo se demora, las olas blanquecinas tintan las aceras de la puerta Zamora, cuidadoso camino por los adoquines amarillos de mi memoria, camino derecho al palacio del mago de Oz, él me dirá que necesito para hacerte entender que quiero despertar contigo cada amanecer…
Pero al llegar allí, y al hablar con él, él me hizo entender…

No puedo tatuarme en tu piel, no puedo suplicarte el deseo, no puedo dormir contigo si no te quiero, no puedo buscar en ti un beso que nunca obtengo, no puedo regalarme a ti por un simple beso, no puedo evitar discutir contigo si es eso lo que siento, no puedo decirte nada porque me quedo sin aliento, no puedo aplicar la razón porque enseguida la pierdo, no quiero olvidarte porque en realidad, no puedo, pero lo que en realidad no puedo, es el obligarte a quererme, y encima, como yo quiero…






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Un consejo... Sé más alto que tu muro de sueños

Sensible al conocimiento

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Es necesario mirar al cielo para no perderse,
Es vital conocer tu cuerpo,
Es sensible al conocimiento que te acaricia la mente,

Soy la mitad del deseo, la cuarta parte de un consejo, el valor indecisorio de un complejo, soy la mitad de tus ojos, y tres dedos de tu mano izquierda; a veces, soy la nauseabunda mierda que acumulas en los rincones, otras veces soy la piel que protege tus partes nobles…
Soy todo en esencia de este mundo porque de todo provengo, soy parte de la tierra que comí de pequeño, soy alma de los bichos que murieron en mis manos, soy animal agotado que busca el fruto que he plantado, soy los pájaros a los que alimento, soy el aliento de mis perros, soy las manos que doy para reconocernos; soy el abrazo escondido que salta de mi pecho, también soy el olvido, el olvido de una noche con tremendos desconocidos, soy las sábanas donde duermo lejos de mi cama, soy mi casa, y las casas donde habito.
Soy las prendas que me pongo para empañarme afligido, soy el ruido que se crea en el silencio sombrío, el alimento de los piojos y el agua que corre en el río buscando asombro, soy todo lo que entra en contacto conmigo, todo lo que oigo, pruebo o miro, todo lo que toco y lo que percibo; todo en realidad, es tan tuyo como mío.
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Porque una vez que has muerto, tu alma, tu cuerpo y tus miedos, se transforman en meros pensamientos, olvido que se esparce donde fenece tu cuerpo, pasto de los insectos que perecieron en tus manos, tierra verde del suelo donde te han enterrado, comida para los buitres, al sol desecho humano, eres paciencia en la tierra y los abetos que crecen llevan en sí tu primavera, tu alma corre por sus venas, sus raíces te atraviesan y tu ya no piensas, sólo perteneces al todo de donde un día saliste, transformas tu existencia en mil esencias irregulares, en complejidad de ilusiones de otros niños que cazan bichos, en los pájaros que sobrevuelan tu desdicha, en los tréboles de cuatro hojas que inmolan la tiranía…
Eres todo cuando vives porque vives en compañía; eres todo cuando mueres porque perteneces a la vida.

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......If I going back...

Sustancia inquilina













Lo vivo y lo muerto.
Qué es el tiempo, sino el desligamiento mismo del tiempo?
Qué es sino lamento?

El tiempo nos deja en pasado,
y con ello,
el recuerdo se vuelve más pausado,
más lejano y más bello.

Las gentes quedan en pasado,
crecen,
asisten,
yerman
y envejecen…

Olvidamos los cuidados,
las caras,
las manos;
olvidamos todo lo que ha sido en vano…

…siempre olvidamos…

En el presente, solo permanece el aire que me envuelve,
el ruido de los perros que se mueven,
el reloj que da las nueve,

y ya nada de eso existe,

volvemos a contar los despistes,
a caligrafiar al tiempo en registro indefinido,
a escuchar los latidos…

volvemos a palpar el espacio de la carne,
la longitud de los días,
la calle mojada
enseguida
se vuelve un río corriente
que aparece y desaparece.


La lluvia, comienza,

ya ha cesado,
y no sabes cuánto tiempo dura,
o cuanto tiempo he estado mirando…

Conoces a alguien;
mentira.
Según transcurren los días
la gente sigue y se mueve,
y tú te mueves;

dejando en tu movimiento,
un hueco,
un suspiro leve,
que cambia la circunstancia que le precede.

No conoces a nadie
porque nadie quiere
ni puede.




El tiempo es la sustancia inquilina que nos arruga y agrede.
nos cambia
nos olvida




...y nos mantiene.







Hierba divina

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Y en el auge del destino, de repente, un niño truncó el camino de su perro…
No hay ansias ni pretextos que desconfíen el supuesto de hacer real un simple sueño.
No hay sueños ni realidades que pretendan ser solo eso; no hay verdades sin mentiras, ni veranos sin pasatiempos, no existen las tiranías sin tener algún fin bueno; nada es síntoma de lo perfecto, y no se puede meter la nada en un simple agujero.

Sí, a veces, te echo de menos,
a veces pienso en el vino que descendía por tu pecho,
que saltaba desde tus labios en la comisura del lado izquierdo;
a veces, y solo a veces, te recorro de nuevo entero…
Pero el pasado desarrolla un comportamiento adverso,
perecemos nosotros o quizá nuestros sentimientos,
perece nuestro alrededor y desde luego este mata al tiempo…

Deseamos que sea lento,
otras veces, más deprisa;
y cuando el ansia respira junto al corazón
en el pecho,
creemos que lo hemos perdido todo
(“todo” como concepto incorrecto)

Y el ansia se fumiga sólo aspirando hierba divina
que entrega la percepción a otro nivel,
otra situación de jengibre y miel,
y de repente te pierdes con él…

Luces naranjas y barcos de papel, cartón para construir un dintel, música sugestiva hace función de mantel y sobre él, comemos briznas, pastamos flores y comentamos los mejores días del ayer…
Un sueño desmejorado, en ocres, sanguina y sepia; papel arrugado papel mojado que poco a poco se quiebra. No podemos recuperar lo que hemos desperdiciado, tampoco aquello que nos han robado, no podemos sublevarnos ante el estado ni permanecer estáticos ante su mandato.
La convicción es un desatino, y la convección general un mito.

Pero aún nos queda algo, ser fieles a uno mismo,
liberarnos de pecados aprendidos,
esquivar el riguroso del destino,
alzar la voz
y ser un niño.

Sin mentir y dando gritos

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En la longitud de un día

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“Tirar pedradas al cielo a ver si caen las estrellas”,
y pasé la noche entera metiéndolas en bolsas de la compra, despedazas, hechas harina, masa de empanada divina…
Estelas premeditadas se disfrazaban de versos, trasformaban la lejanía de -aquello- que se vuelve –esto-, eran piedras molidas, palabras inverosímiles hacían turno de paracaídas,
limaban lo que ya no era verso
haciendo agua del tiempo,
los segundos eran largos y densos
envolviendo la destreza del supuesto,
y yo allí callado, y muy quieto, permanecía escondido en la intensidad del progreso, y bailaba extravagante en la noche callada, y hacía música con mis pasos y con mis palmas; pero no era suficiente, nada funcionaba, las estrellas seguían cayendo en una ilustre tormenta dorada, los perros se escondían dentro de sus casetas, los grillos, en las macetas, los gatos, en las chimeneas y las niñas con coletas saltaban afuera.
Se hizo la madrugada y sentía el ansia treparme por la garganta, el cielo vacío deslizaba mis silbidos en lúgubres madrugadas donde siempre hace frío, donde la cómoda se llena de polvo y las miradas no suenan; patricidas moscas rondaban la nevera, y cupido ha debido de perder todas sus flechas; yo me asombro, porque pienso en el tiempo; en el trágico suicidio de un sonido; en los ecos que se pierden de mis propios chasquidos… en los suburbios, y en los niños.
Pero me abarca el zumbido, comienza la mañana, mis ojos no se cierran porque no les da la gana, el agotamiento me quiebra, y aún así, no quiero nada, porque no estoy solo, y solo tú me acompañas. Tengo amigos a patadas y nunca les doy las gracias…
Oye, a todos, GRACIAS.
Y sobre todo a ti, Mada.

Pero me siento rodeado y solo, converso con mi situación que me envuelve en un todo y navego por mi mente que cae por mis hombros hasta la catástrofe del codo.

La ineptitud es la vacuna, porque de no saber nunca nada,
nunca nada te quiebra
y nunca nada te da la espalda.

Y ahora el sol se ha abierto el pecho y luce con todo su cuerpo descubierto,
todos sus miembros,
comienza el calor a acariciarme el pelo,
comienza el sol a darme besos,
a susurrar mi contorno con sus dedos desnudando mi vacío y dejando solo eso,
solo eso.

Es cierto, ha caído mi ego,
pero si busco en la mochila seguro que lo encuentro…
No tengo rencor, no me cabe en el pecho, tengo que guardar un sitio para cuando llegue correcto, no tengo ninguna prisa mientras me quede aliento,
y mientras pueda respirar todo estará perfecto.

“Adiós” y al Viento.

a Don Calderón

Como una puta en el campo, de un domingo cualquiera, ni puedo cambiar mi sino, ni buscar otra decendia, pues se sabe que en domingo descansa la tierra.

Esta mañana aludiera

de esta misma primavera, y con dolor en los pies, quiso ser y no fue más que un salto en el camino.

Perdonen si me descuido, pero estamos en domingo, al menos yo, no sé ustedes.



Y alejándose del cielo, que hoy se levanta aflijido, quiero encontrarme y no puedo entre tanta oscuridad, no les miento, y es verdad, que hoy amanecí el primero, quiero decirles, y no quiero, que antes que el sol salí.



No se piensen que les miento.



que salí a la calle y no vi, (para que mearan mis perros), jaleo alguno entre tanto silencio


aburranme estas canciones, lo siento.
asi que, les dejo...

Juanjo Gorrión

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Juanjo gorrión primo Calderón, suma siempre uno a su plumaje marrón, es un pobre pájaro ansioso de emoción, donde ya no queda azul ni bermellón;
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Ciudades abatidas por las ratas voladoras devuelven su prisa siempre a la misma hora, son estas estúpidas palomas las que están iniciando el consorcio europeo; ovejas bobas se agolpan en comisaría, estado policial reboso de tiranía.
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Extinto el cauce de nuestro Juanjo gorrión vuela presto y silencioso hacia la estación intentando no encontrarse con la limitación vestida de uniforme y con armada misión.
Pero se hace imposible en la fruición estatal, cuando se revoca el ánimo animal, bajo un número de placa sin más conciencia abismal que la estúpida docencia del que no sabe hacer más.
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Con desplante y dolor, el pequeño Juanjo, se ve retenido entre barrotes, por ir sin documentación; por no tener “pedigrí” demostrable, por no ser ario de su padre y de su madre y por ser gorrión y no paloma, estúpidas unidas a la carcoma paseando por parques y vigilando la zona.
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Pero inteligente el pequeño gorrión ha podido escapar,
lo que ocurre es que al iniciar su volar,
lo han fulminado directo con un disparo mortal…
. -Un gorrión menos queda-
-uno menos que controlar-
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La autopista del norte

http://www.youtube.com/watch?v=aOcPY_oKcMg&feature=PlayList&p=B94889565D4F5AA7&index=15&playnext=5
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Cabe dentro de un sombrero la distancia en el océano, la lujuria y el tremendo desperfecto que sufre la ira dentro de un agujero. Por muy hondo que lo entierres siempre seguirá en el tedio, o en el lugar donde se coloque dicho sombrero.
Esta mañana, el esperpento despertó mi conciencia, antes incluso de ser consciente mi cabeza, bajó al supermercado y se encontró de camino a una pareja de rumanos; venían discutiendo sobre la fortaleza, sobre qué iban a comer y sobre el dolor de cabeza, (que es que, desde mi balcón se ve la central térmica y esta es la que expulsa su desidia a la atmósfera).
Subió la autopista del norte, camino de muralla y de coches, y vió el fuego uniforme al contacto con el aire, vió viciar la codicia del dinero que arde y olió la putrefacción que se crea en el residuo de mezclar conciencia con petróleo, vió lanzar al mar costumbres, y como de cualquier modo, pensaba llorar en su camino, ahora encontró motivos para desahogar su furia como si fuese todavía un niño.
Al final del camino, flanqueó los enormes tanques para llegar a algún sitio, y viendo que no podía, casi dándose por vencido, vislumbró un terraplen desconocido, donde pudo asomarse al mar y quedarse sorprendido.
La basura reclinaba al límite del olvido, las plantas trepaban por los azulejos ya amarillos, yeso, bolsas, zapatos y trozos de vidrio, y una angustia insolente se coló en mis bolsillos. Desde allí, se veía el puerto, negro, sucio, acaecido, y un par de barcos de carga esperaban su turno, parecián observar la salida de su propio humo, laminar el agua con arcoíris de plomo, azufre y gasóleo, y flotando en la distancia, la nubes enfadadas, agrietaban el horizonte con sus luminosas venas plateadas.
Respiré profundo y recordando el paseo, de casas viejas, de humedad discreta, de gente que duerme en la misma ladera de la autopista, cartones mojados y pobreza, rodeados de tanto agravio, de tanto capital desautorizado, aguanté la respiración entre esa sucia estación observando el fuego continuo y dió un salto inesperado que trepó por mi ombligo;
voló, lo cierto es que voló muy alto como cuando era un niño, y llovió la tormenta sobre el campo amarillo, regando de lágrimas la basura acumulada, los colores de vidrios en el agua, y la desdicha que sentía, al fin, fue calmada.
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El exilio incapaz

En un lugar descrito por mi mente, voy a esconderme del resto del mundo; en un agujero en el suelo, muy profundo, muy profundo...

En un espacio inventado, creado a partir de la nada, éter suave y suavemente me deslizo por mi espalda hasta chocar con el suelo; no tengo miedo ni rabia que me mantenga quieto, me mezclo con la sustancia que ha creado mi cuerpo y soy dúctil como el agua, fuerte como un escarpelo, y no con poca dificultad además de exhausto y adverso, dimito de la condición que otorga “Dios” a lo eterno.

La melancolía ya es un sentimiento desconocido, la tristeza en balde busca un perro perdido, u otro niño, y la esperanza crece con la longitud del camino. Ya no pienso en el desconcierto como el mérito desconocido y aunque parezca mentira sigo buscando en el olvido los retales silvestres de los trozos del delirio, compañía desproporcionada y auxilio.

Aguas del templo



Entre tanto abrió al camino correcto.

O eso creía cuando empezó el invierno; pero ahora, con tiempo, pausado y más concreto se detiene ligeramente para descansar su proyecto; ahora tiene dudas, pero conoce con toda debilidad y eficacia cada sustancia que le compone,
añade y no absorve, siempre cuando conversa un movimiento extraño de cejas que le hace sentir más seguro,
y juro que por un momento me hizo flaquear sobre todo lo que sé y lo que pienso...

Pero ahora, él nada en el desconocimiento,
cree que la fe es solo placebo,
que no existe tal aura que recubra su cuerpo,
que la suerte no salva
y que el pasado,
solo sirve para reconstruir lo olvidado.


Le proyecta lo adverso,
le comulga y desprecia al mismo tiempo,
reza en su nombre y le abraza cuando está contento, pero como siempre, solo dura la séptima parte de un paseo, la quinta de una conversación, la mitad del desconcierto, un mínimo momento,
y sabe dios!
por qué
sin razón,
se metió en esa historia de la religión...

Pero ahora se determina con los ojos abiertos, sonríe, mira al frente y acompaña su sueño con otros de su calaña en un local de la avenida Italia.

Yo, no me lo creo.

No creo que su aspiración se encuentre entre los muertos, ni que las conciencias silbantes, silenciosas y siniestras al reglamento, puedan sacarle de su temible desconcierto;
no creo que Dios pueda solventar sus complejos, ni borrar de su existencia todos sus desaciertos.

Ahora abre su camino cada mañana dirigiéndose difunto y confiado,
exprimiendo su amplitud en lo agotado y exiliando su pensamiento,
pensando, que así, se evita sufrimiento.

Ahogándose en las aguas del templo,

Dios es un niño huérfano que ya no salva a su pueblo.

El Árbol

Confinación y desorden encáustica reprográfica y huelga.

Afirmación de una meta declarada referida estancada

Seco como el espino que cuelga aciago en mi ventana,
ventana que no existe porque la han olvidado,
muestras de caridad, nubes, claros
tormentas de vanidad por todos lados

espesura nubosa de los labios
querer decir, a nadie, en vano
tener amor para dar,
en todas las direcciones por todos lados
entonces,
proveer condicionar y remitir
derivar y resumir
controlar,
confundir

y al final
como siempre


En conmemoración al olvido
el árbol, falto de camino
busca agua inagotable,
pero en su grandioso intento
su fuerza le entorpece
pues le tiene atado al suelo en donde crece

coloreada la membrana solar
cambia el turno de las hojas,
el horizonte postra alcalino
pierden las uvas el vino
los brotes se mudan
la luz se desnuda
fenece

y se ahoga en el silencio de su propia amargura,
tímida y pálida criatura,
verde y taciturna
cual su extinguir acontece
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Ahora llama en su presidio, grita, desconcierta y camino, 
que no va a continuar si no es consigo mismo.