martes

Así son los hombres

















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Crisálidas toreras, los mundos se estrellan sobre la ciudad entera;
se inunda mi ombligo en tu bañera, relleno las primeras horas con nata montada y miel, espiga tu piel bajo el sol uniforme que limpia las calles tristes y los callejones…

Has olvidado mi nombre;
has borrado el susurro de mi nombre;
y sigo siendo el hombre que apuesta costillas en tu portal, que inventa una mujer casual que restriega su banalidad contra mi paquete, para sentirme más macho, para ser ese valiente que se enfrenta a ser –leve-.





















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Alzan muros en el horizonte, limitan nuestra pasión que es innata en los –hombres-, los gatos negros huyen de este resorte y nosotros giramos y giramos como caballitos de feria sin pasaporte, en la laguna legal consabida, mientras en la fuerza despedida se ha debido caer un grito homicida;
Alguien lo recoge
y lo utiliza para juzgar errores.
Así es el –hombre-;
Así son los hombres.

Los ruidos se encuentran en el pabellón norte, residencia de las asperezas con puertas sin timbre ni picaporte,
-Aquí no se puede entrar- avisan carteles marrones,
-Y si lo intentas, saldrás escaldado y sin fuerzas-

Ménsulas dominicales, el riego queda encendido por las noches en los portales, riegan visitas inconformes, asustan atisbos de colores, crecen incluso las flores…
Ménsulas baqueadas, con el ritmo del agua caen calle abajo sostenidas y embaucadas,
Facen de mí un ser supremo,
Fago de ti un terso a besos,
tenso en si una prenda al aire
y luego vuelo.

Vuelo tan y tan alto que pierdo el respeto,
Finjo con mis dedos criaturas,
juego con las caras de la luna y meto
mis dedos
en el suspiro hueco que nace de mí,
que siembra en mi mente las dudas,
que llena mis campos de dunas,
que desertiza mi cabeza y comienza la pereza a darme de cenar,
Basta ya!!

Bueno…
Ya da igual…