lunes

Cuando me hablan del destino



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A veces el destino te enseña todo lo que no te enseñan las personas; a veces, y digo a veces porque aún soy joven, podemos deducir todo lo que va a ocurrir con alguien antes incluso de que comience. A veces la vida ya no sabe sorprendernos, y a veces nos guiamos por “eslóganes” sin observar qué nos están vendiendo.
Nos dejamos engañar, señores, dejamos entrever lo fácil que es engañarnos y disuadir las casualidades cada vez se hace más frecuente.
Floto en circunstancias adversas, el mundo es un pañuelo, me reencuentro con mi pasado constantemente y todo lo que veo es una puerta con el cartel de –Salida-. Hay que vivir el día a día, hay que saber exprimir el jugo de cada segundo, porque cada uno, merece ser recordado.
Cada momento, es el mejor momento de tu vida porque nunca sabes, y nunca es nunca, lo que puede ocurrir mañana; si es mejor, habrás perdido una posibilidad irrefutable de haber sido feliz, y si es peor, habrás perdido la increíble oportunidad de serlo.
Nos engaña el tiempo cuando creemos que no nos engaña y nos vende gato por liebre cada vez que puede; la solución, saber que cada momento que vives, es el mejor de tu vida, porque el pasado ya está vivido y del futuro nunca se sabe, porque el presente es lo único que te realmente tenemos y por ello hemos de disfrutarlo al máximo.
Y si las circunstancias cambian y son adversas,
vívelas!
aprobecha tus multitudes;
porque como decía Walt Whitman:
"Qué me contradigo?
Sí, me contradigo, y ¿qué?
Soy inmenso,
y contengo multitudes..."
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Cuando me hablan del destino, cambio de conversación...