miércoles

Propuestas del instinto

A la presión exahusta de tu mente, al subsconciente delirante, al fulgor precipitado de una conclusión incoherente.
Y es así, en el triunfo de un salvaje establecido, de una precisión platónica de lo que mece el olvido;  no desprestijiemos el alarde escondido, la profusión innata de lo desconocido,
la canción metafísica de la danza, puesto que la conclusión es un término de balanza y alarguemos la moraleja de las sustancias.
Despierta en tu conocimiento el valor de tus deseos, piensa que lo nuevo siempre puede ofrecerte eso; ahuyenta la solicitud de tristeza, y aumenta con presteza aquello que te mantiene en alerta.
Las horas, incondicionales enemigas siempre serán precisas, siempre te meterán prisa en la condición de tu cuerpo, sustancia impalpable que domina con un temple casi siniestro, todo lo que es de éste mundo que puedas verlo, tocarlo, sentirlo o tener noción de ello.
Establece tu alcance como infinito, hazte propuestas sinceras y comete algún delito, designa en tu mente un distrito en intenta afinarlo con juicio, deriva tu mente a la deriba cuando duermas, y sueña siempre que puedas; conmemora la presión que te engrandezca y avala siempre aquel que confirme tu existencia o tu mirada.
Sé tú, y a veces, no digas nada, deja que te descubran las personas a las que amas; reconfirmate en tu conocimiento y en tu aprendizaje y date la confianza que te mereces; observa a tu adversario como una vertiente de la que puedes sacar algo y aprender, siempre.
No te olvides de ti y de tu humanidad indulgente, trabaja con el presente para ser más consciente de tu entorno, ayuda a quien puedas y esfuérzate con asombro por ayudar a cumplir a la gente sus propias metas; siempre y claro, que ello no interrumpa de forma concreta, el alcance de la gente que te rodea.

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